lunes, 29 de junio de 2009

Siempre me he preguntado cómo y de qué manera han ido acercándose a mi blog todos y cada uno de sus visitantes… bueno, quiero decir, que aparte de todos vosotros, amigos y amigas que lo hacéis habitualmente, esporádicamente, por mediación de contactos “blogueriles” de temática similar, blogs, foros y autores con los que comparto historias, correos ó la búsqueda de palabras clave como “Lydia”, “Lydia relatos”, “la web de Lydia”, etc… hay otras visitas que seguramente fueron totalmente casuales, fortuitas, equivocadas, empujadas por el azar, la eventualidad, el momento o la combinación de ciertas palabras…

No sé exactamente cual es el motivo por el hago este ejercicio de saber quién y de qué modo haya podido llegar hasta mi pequeño espacio, seguramente porque soy muy cotilla…jajajaja… pero también, fundamentalmente porque me resulta muy curioso saber qué motivó a acceder, aunque solo fuera un instante a alguien que seguramente andaba buscando otra cosa bien distinta.

Podría poner muchas frases raras, con las que contactaron, pero me gustan especialmente algunos términos como “mensajes apasionados”, “foto años 20”, “se me hace la boca agua” y otras que son curiosas por quedarse totalmente alejadas del contenido principal de mi blog: “actividades para hacer este verano”, “batas de enfermeras”, “Caramelos de menta picante”, “Tácticas de venta”, “el juego de la gallinita ciega”, “Asociación de viudos y viudas”, “patito de goma”, “Sauna brillante”, “Frases sensibles”…

Os recomiendo el juego, aunque solo sea por saciar vuestra curiosidad y deciros que hay muchas herramientas para hacerlo. Una que yo uso es Google Analitycs… que te lo chiva casi todo.

Probad, probad…

jueves, 18 de junio de 2009

Esa es la pregunta que se repite cada día a las once en punto, en ese momento en el que hacemos la pausa en el trabajo y del mismo modo, cada día, yo te respondo con una sonrisa… sin embargo en mi interior se producen una y mil sensaciones bastante diferentes a lo que pueda ser una taza de café normal y corriente. Mi sed va por otros derroteros...
Imagino que tus manos me acechan, me acarician, me envuelven, creyendo que en cualquier momento te saltarás el protocolo y las buenas maneras para invitarme a sentarme sobre la mesa, junto a la máquina de café, susurrarme al oído lo mucho que te apetecía hacer eso, para comenzar a continuación a meterme mano con toda la desesperación y la desfachatez del mundo… esa que estaba esperando yo como loca y comprobar como me llevas en apenas unos instantes a toda la locura y la pasión que nos permiten los diez minutos de rigor.
“Tócame, bésame, fóllame” parezco estar diciéndote para mis adentros cuando nuestras miradas se cruzan en la trivialidad de la conversación matutina… intentando que captes mi llamada exasperada… esa que te está reclamando, esa que te está invitando a tomar otro tipo de café, pero nada… tú, como cada día, muy educadamente echas la moneda en la máquina y preguntas: ¿Con dos de azúcar?

martes, 9 de junio de 2009

Como se suele decir, para todo hay un momento… También para hacer el amor, claro que sí, aunque, si bien es cierto, para eso, "siempre" es un buen momento… jeje.
Desde luego, si tuviera que elegir un momento del día, yo me quedaría con la hora de la siesta… Sí, por supuesto que depende del día, del estado de ánimo y otras tantas muchas cosas… pero ese instante, quizá por ser lo que es, ese que está tras la comida, en un duermevela que te deja tan relajada, que te permite echarte sobre la cama y dormitar durante unos minutos, mientras la luz entra levemente entre las persianas y las cortinas se mecen a merced de la brisa que acompaña la tarde. Entonces el cuerpo se transforma; el calorcito de esas horas te hace sentirte tan a gusto y con ganas de prolongar aún más ese placer. A continuación, solo un gesto, una caricia, o un leve susurro desencadenan todo lo demás, porque él siente lo mismo y entonces la entrega total de ambos remata la tarde, convirtiéndose de un inicial plan de relajación a toda una fiesta improvisada…
Sí, definitivamente me quedo con la siesta ¿Y tú?
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