domingo, 31 de agosto de 2008

Todos los juegos tienen su aquel, pero uno de los que me resultan más divertidos, emocionantes y morbosos es el de jugar a desconocidos. A priori a mi me gusta desempeñar el rol de pasiva y que sea él quién comience la acción, aunque pueden cambiarse los papeles perfectamente. De lo que se trata, simplemente, es de jugar a ligar, conseguir que te conquiste o dejarse conquistar, por medio de las buenas artes de un ligoteo sensual, atrevido e ingenioso, hasta que ese poder de atracción entre dos, haga su efecto... aunque seamos desconocidos muy conocidos. La jugada es la siguiente: Quedamos a una hora en una cafetería que tenga bastante gente. Llego la primera y ya con la espera se producen las primeras sensaciones, las de un calorcito que va en aumento tan solo por el hecho de esperar... Luego, cuando él se acerca y me pregunta si estoy sola... y tal, todo lo normal, intento ponérselo difícil, que estoy esperando a alguien, pero él se las ingenia para seguir conquistándome, que aunque yo se lo ponga complicado, nunca imposible, hasta que su atrevimiento, surta efecto en mí y consiga encenderme (algo que consigue siempre) con el morbo de ser oídos y vistos en esa loca aventura. Una vez llegados al punto máximo de tensión, volvemos a casa para apagar ese calentón del juego de los desconocidos. Imagino que vertientes puede haber miles, pero en cualquiera de ellas la cosa siempre puede resultar divertida y si al final no te vas a la cama, al menos las risas, están garantizadas.

lunes, 25 de agosto de 2008

Anteriormente había recibido este correo tan gracioso e ingenioso... pero de nuevo me ha vuelto a llegar y quería compartirlo con todos vosotros, para que sepáis cual es el gran secreto de por qué siempre vayamos juntas al baño y también con todas vosotras, que ya sabéis de lo que hablo... ;)

El gran secreto de todas las mujeres respecto a los baños es que de niña tu mamá te llevaba al baño, te enseñaba a limpiar la tabla del inodoro con papel higiénico y luego ponía tiras de papel cuidadosamente en el perímetro de la taza.

Finalmente te instruía: "Nunca, nunca te sientes en un baño publico"

Y luego te mostraba "la posición" que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con la taza.

"La Posición" es una de las primeras lecciones de vida de una niña, súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas. Pero aún hoy en nuestros años adultos, "la posición" es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar.

Cuando 'tienes que ir' a un baño público, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que dentro está Brad Pitt. Así que pides la vez y esperas paciente, sonriendo amablemente a las demás mujeres que también están discretamente cruzando piernas y brazos. Es la posición oficial de 'me estoy meando'.

Finalmente te toca tu turno, pero siempre llega la típica mamá con "la niña pequeña que no se puede aguantar más" y aprovechan para saltarse ambas la cola con todo el morro!. Entonces verificas cada cubículo por debajo para ver si no hay piernas. Todos están ocupados. Finalmente uno se abre y te lanzas casi tirando a la persona que va saliendo. Entras y te das cuenta que el picaporte no funciona (nunca funciona); no importa...

Cuelgas tu bolso del gancho que hay en la puerta, y si no hay gancho (nunca hay gancho), inspeccionas la zona, el suelo esta lleno de líquidos indefinidos y no te atreves a dejarlo ahí, así que te lo cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de mierdas que fuiste metiendo dentro - la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso - ...

Pero volviendo a la puerta... como no tenía picaporte, solo tienes la opción de sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un tirón te bajas las bragas y tomas "la posición"... Alivio...... AAhhhhhh....por fin... Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar.... por que estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, las bragas cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y un bolso de 5 kgs. colgando de tu cuello.

Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar la taza ni la cubrirte con papel, interiormente crees que no pasaría nada pero la voz de tu madre retumba en tu cabeza "jamás te sientes en un water público!", así que te quedas en "la posición" con el tembleque de piernas, entonces por un fallo de cálculo en las distancias una salpicada finíiiiiisima del chorro te salpica en tu propio culo y que ¡¡¡te moja hasta las medias!!! Tienes suerte si no te mojas tus propios zapatos, y es que adoptar "la posición" requiere una gran concentración.

Para alejar de tu mente esa desgracia, buscas el rollo de papel higiénico peroooo, ¡joooooder...! el rollo esta vacío...! (siempre) Entonces suplicas al cielo que entre los 5 kgs. de trastos que llevas en el bolso haya un miserable kleenex, pero para buscar en tu bolso tienes que soltar la puerta, dudas un momento, pero no hay más remedio y en cuanto sueltas la puerta, alguien la empuja y recibes un portazo que tienes que frenar con un movimiento rápido y brusco, si miramientos o todo el mundo te vera semisentada en el aire con la bragas por la rodilla ¡¡NO!! Entonces gritas ¡¡¡O-CU-PA-DOOOO !!!', mientras continúas empujando la puerta con tu mano libre, das por hecho que todas las que esperan en el exterior han oído tu mensaje y ya puedes soltar la puerta sin miedo, nadie intentará abrirla de nuevo, (en eso las mujeres nos respetamos mucho) y te dispones a buscar tu keenex sin agobios, te gustaría usar más de uno pero sabes lo valiosos que son en casos similares y te apañas con uno por si acaso.

En ese preciso instante se apaga la luz automática del baño, en un cubículo tan reducido no puede ser tan difícil encontrar el interruptor! das la luz de nuevo con la mano del kleenex por que la otra sigue sujetando tus bragas, vas contando los segundos que te quedan para salir de allí, sudando por que llevas el abrigo puesto ya que no hay perchero, y es que, hay que ver el calor que hace en esos sitios tan pequeños y en esa posición de fuerza en la que sigues, con los gemelos a punto de estallar.

Sin contar el cabreo que llevas por el portazo, el desnuque con la correa del bolso, el sudor que corre por tu frente, la salpicada del chorro en las piernas y en las medias, que todavía están mojadas... el recuerdo de tu mamá que estaría avergonzadísima si te viera así; porque su culo nunca tocó el asiento de un baño público, porque francamente, 'tu no sabes qué clase de enfermedades podrías agarrar ahí'.

Pero la debacle no termina... estás exhausta, cuando te pones de pie ya no sientes las piernas, te recolocas la ropa rápidamente y tiras de la cadena ¡sobretodo! Si no funciona preferirías no salir jamás de ese baño ¡qué vergüenza! entonces sales al lavamanos. Todo esta lleno de agua así que no puedes soltar el bolso ni un segundo, lo cuelgas al hombro, no sabes cómo funciona el grifo con los sensores automáticos así que tocas hasta que sale un chorrito de agua fresca, y consigues jabón, te lavas en una posición de jorobado de Notredame para que no se resbale el bolso desde tu hombro y acabe en la pica del baño bajo el chorro automático, el secador de aire es un trasto inútil así que acabas secándote las manos en tus pantalones, por que no piensas gastar otro kleenex para eso! y sales pasando junto a la línea de mujeres que aún están esperando con las piernas cruzadas y en estos momentos eres incapaz de sonreír cortésmente, consciente de que has pasado ahí una eternidad.

Tendrás suerte si no sales arrastrando un trozo de papel higiénico pegado a tu zapato del largo del río Mississippi, o peor aún, con la falda arremangada pillada por tus medias que te subiste a la velocidad de la luz y enseñando el culo! Lo juro, a mi me pasó y no soy la única, me consta!
... y sales.

En este momento ves a tu chico que ha entrado, usado y salido del baño de hombres y que tuvo tiempo de sobra para leer Guerra y Paz mientras te esperaba. "¿Por qué tardas tanto?" te pregunta irritado.
"Había mucha cola" te limitas a decir.

Y esta es la razón por la que las mujeres vamos en grupo al baño, por solidaridad, ya que una te aguanta el bolso y el abrigo, la otra te sujeta la puerta, otra te pasa el kleenex por debajo de la puerta y así es mucho más sencillo y rápido ya que tú solo tienes que concentrarte en mantener 'la posición'. y la dignidad.

martes, 19 de agosto de 2008

Al oir tu voz, me he girado para verte y desde ese primer instante en el que nuestras miradas se han cruzado en la recepción del hotel, me he sentido completamente hechizada con esa voz... esos ojos... esa sonrisa, como si todo se iluminase a mi alrededor y en el mundo solo estuvieras tú. Cuando desapareciste, sentí la imperiosa necesidad de seguirte... de buscarte. Un impulso me llevaba a subir contigo y perderme entre tus brazos... Me imaginaba vagando entre pasillos hasta encontrarte y besarte, sentir tus labios en los míos y decirte:

"Soy tuya"

Esperaba tu respuesta invitándome a entrar en tu habitación y entregarme de lleno abrazada con tus palabras susurrantes:

"Ven, túmbate, deja que te observe..."

Y yo obedecía, siguiendo tus órdenes, viendo como me desnudabas con la mirada primero, para después hacerlo con tus manos, lentamente, recreándote en cada prenda hasta despojarme de toda la ropa. Y de nuevo sentr tu voz:

"Deseo tomarte, saborear tu piel, tu pubis... comerte, lamerte con intensidad, tus muslos, tu culo... ven"

Mi cuerpo excitado me delataba y no hicieron falta palabras para decirte que me llevaras al cielo con tu lengua, que mi sexo fuera completamente tuyo, entregado a tus labios y a tu lengua... que me dieras todo y yo me entregaba sin remisión.
.....


"Señorita... señorita, su llave..."

Las palabras de la recepcionista me despertaron de ese sueño... que por un momento... me pareció muy real.

martes, 12 de agosto de 2008


Por Lydia & Diego

Debido a que la oficina inauguraba una nueva planta, al jefe se le había ocurrido la feliz idea de hacer una fiesta de disfraces para celebrarlo. Diego, mi compañero de al lado de mi mesa y yo estuvimos hablando qué disfraz original podíamos buscar para la ocasión.

Una de mis mayores fantasías es la de jugar a médicos… como cuando éramos niños y ahora me lanzo con Lydia, mi compañera, retándola a que acuda a la fiesta vestida de forma atrevida.

- ¿Sabes Lydia? No sé si te gustaría, pero siempre he tenido ganas de disfrazarme de algo especial, es como una especie de fantasía.

- ¿Ah sí? ¿De qué? – le pregunto sabiendo que sería alguna de sus salidas.

- Yo de médico y tú de enfermera sexy.

- No me lo puedo creer Diego… esa es también una de mis fantasías.

- ¿En serio Lydia? ¿Te imaginas poderlo hacerlo para la fiesta?

- Sí, sí, que me lo imagino... Los dos jugando a médicos... ¿cómo se te ocurrió? – le pregunto mientras sonrie de oreja a oreja.

- Pues quisiera que cures mis males... Ya te imagino… una rubia preciosa que viene con su uniforme de enfermera, pero con la falda muy cortita y con unas tanguitas que se dejan ver cuando te agachas... Solo esa imagen ya curaría muchos de mis males.

- Sí, la verdad es que suena bien eso de una enfermera y un doctor... ¿y que llevarás tú debajo de la bata de médico?

- Nada… absolutamente nada, claro.

- Mmmm, me gusta, yo seré tu enfermera sexy entonces.

- Pues está comenzando a darme taquicardia y probablemente necesite respiración de boca a boca...

- Bueno, para eso está tu enfermera particular…


Al día siguiente Lydia aparece vestida de forma arrebatadora, como había prometido… con una batita cortísima de enfermera, que no pasa inadvertido a nadie, con sus largas piernas asomando y unos zapatos de plataforma.

Al ver a Diego y su cara de asombro me excito pensando que se está poniendo cachondo tan solo por verme. Esta guapísimo con su bata blanca… me acerco a él para darle un par de besos y preguntarle si lleva algo debajo.

- Nada… soy un hombre de palabra pero compruébalo por ti misma. – la contesto pegándome a ella para que note el bulto que se estaba formando bajo mi bata.

- Ya lo noto… ya… ¿Cómo van las taquicardias?

- Mal, enfermera mía, muy mal. Estoy malísimo.

- Bueno, pues entonces vayamos a la consulta y así estaremos más relajados…

Lydia me da la mano y me lleva hasta uno de los despachos vacíos… un lugar donde sin duda podríamos llevar a la realidad nuestra fantasía

- Lo mejor es un tratamiento de choque. Para empezar vaya tumbándose sobre la camilla, hoy voy a ser yo su doctora.

Me tumbo en la camilla como ella me pide y solo veo una sombra borrosa y unas hermosas piernas...

Le tomo el pulso con mis manos temblorosas, pues la situación es de lo más excitante… No me creo que Diego y yo estemos jugando a esto. Su corazón también va acelerado y sus ojos van de mi escote a mis piernas… Ya sabía yo que esta batita iba a causar furor.

Mi pene va creciendo y noto que ella lo descubre. No me da vergüenza, trato de mover un poco la bata para que se vea mejor. Ella se inclina hacia delante y logro sentir el olor de tu piel.

Es increíble la manera de crecer esa cosa bajo la bata... Me acerco a él, momento que aprovecha para meter sus dedos bajo mi corta bata de enfermera y acaricia suavemente mis muslos por detrás. Estoy muy caliente, acabo de tener una sesión de sexo telefónico con mi novio y me quedé empapadita, hasta tener que quitarme las braguitas. Ahora mi doctor-paciente va a descubrir que bajo mi prenda blanca no llevo nada.

Veo que mi enfermera no me lo impide, así que subo un poco mi mano y logro rozar su culo; debe llevar una tanguita diminuta, pues no logro topar sus bragas. Escucho un ligero gemido y siento que su mano se desliza bajo mi bata. Estoy a mil y estoy siendo correspondido. Estoy a punto de subir más mi mano, pero alguien toca la puerta y debemos parar en seco. Espero que quien esté al lado de la puerta salga rápido. Solo es la señora de la limpieza, que entra al baño y saca la basura. Se vuelve a cerrar la puerta... Menos mal que estábamos tras un biombo y no parece habernos visto.

Me está tocando el culo... sí, lo está haciendo... pero me gusta, como lo hace, con esa timidez, ligeramente, nunca antes lo había hecho y esta broma que empezó como tal está acabando de otra manera bien diferente... Me gusta su forma de acariciarme el culo y pronto adivinará que no llevo nada debajo... ¿Se atreverá a comprobarlo por sí mismo?

Me asombra que mi preciosa enfermera no diga nada. Esperaba que se molestara, pero no fue así y eso me encanta. Este juego nos seduce a los dos. Voy a bajar un poco la mano, quiero topar su rajita, comienzo a bajar y no hay resistencia. Todos mis males han desaparecido, ella toca ligeramente mi pierna. Estoy llegando a su rajita. ¡No trae braguitas! ¿Qué habrá estado haciendo?... Su coño está húmedo. Ella sube su mano por debajo de mi bata también. ¿Llegará a tocar mi polla?

Me está tocando en la rajita... mmmm, que gustito, me siento en la gloria... cuantas veces había soñado este momento con Diego... Retiro su bata, pues noto que un bulto está haciéndose sitio, y al abrir la bata, noto una polla que está a punto de reventar. ¡Dios… es preciosa, tal y como me había imaginado! Miro a ambos lados, como si alguien nos pudiera estar observando. Y de hecho si algún compañero abriese la puerta, como segundos antes hiciera la señora de la limpieza, no sé como podríamos salir de esta. Me agacho frente a ese miembro duro, lo agarro por la base. Miro a los ojos vidriosos de mi doctor y a continuación me meto ese precioso obelisco en mi boca.

Siento que voy a reventar. Sabe hacerlo. ¡Qué manera de chupar!… He logrado, con algo de dificultad abrir su uniforme y tocar sus pechos. Están paraditos y ricos. Vuelvo a bajar a su rajita. Estoy a punto de llegar. Tengo que detenerla, porque me está mamando de maravilla. Logro incorporarme y ahora la invito a que se acueste ella en la camilla. Le abro las piernas y veo su rajita esplendorosa. Está pidiendo a gritos que la chupe, lo noto en su mirada… y voy a hacerlo. Cuanto tiempo había esperado este momento.

Diego comienza a chuparme ahí abajo y creo que me voy a morir de gusto y es que sabe emplear la lengua como nadie, esmerándose en cada rincón, chupando, lamiendo, besando y hasta mordiendo... es increíble que manejo de esa boca en mi chochito que está ardiendo... allí permanezco tumbada recibiendo sus maravillas y yo acariciando su pelo en señal de agradecimiento.

Es, sin dudas el mejor sexo que estoy teniendo en mucho tiempo... No podemos gemir mucho, pues puede entrar alguien, pero no pienso ya en eso... Ella está muy caliente… se le nota en esos pezones que quieren salirse de su escote. Me pide que me siente al borde de la camilla, porque quiere ponerse encima de mí. Lo hace… Mi enfermera se sube sobre mi polla y empiezo a penetrarla; es increíble...

Siento que me ha taladrado, me siento llena con su miembro en mi interior, lo que tantas veces había soñado… Nos besamos y no paro de cabalgar sobre su cuerpo… las respectivas batas abiertas dejan a la vista nuestros sudorosos cuerpos, el placer nos invade.

Se mueve como una loca... Creo que me voy a venir rápido, parece que ella también se viene... que polvo… que polvo…

Comienzo a ver las estrellas, estoy muy excitada y él también... jadeamos sin importarnos nada más que nosotros dos… algo que nos va a llevar a tener un orgasmo casi a la vez... nos apoyamos uno sobre el otro sintiéndonos por entero, sin dejar de mover nuestras pelvis, uniendo nuestros sexos sin cesar... que se unen desesperadamente.

Le chupo sus pezones, lamo sus labios y topo su culo, me voy a venir... le digo a ella, pero está tan excitada que no me dice nada. No pienso sacar mi miembro... ¿Me dejará terminar dentro de ella?

Se corre dentro de mí, sí, sí.... lo noto, como me impacta una y otra vez en mi interior y yo estoy teniendo un orgasmo maravilloso mientras sigue perforándome sin cesar... ahhh que gusto…

Siento también su orgasmo, me muerde suavemente los labios y rasguña mi espalda. Lejos de sentir dolor me excita más... Que bueno... Mi preciosa enfermera me sonríe tras este juego loco.

Ha sido una pasada... una sensación extraña pero que ambos estábamos deseando realizar... nos quedamos unidos por nuestros sexos… sin dejar de mirarnos a los ojos… no hace falta decir nada, pero sabemos que este juego es solo el principio.

Lydia & Diego

lunes, 4 de agosto de 2008

¿Te has parado a pensar cual es tu tema favorito para hacer el amor? No sé si utilizas la música para ese momento o quizás, como todo, surge espontáneamente... Muchas veces ni tan siquiera es planificado el lugar, como para elegir la banda sonora, pero a mí particularmente y si tengo ocasión si que me gusta seleccionar algo de música que acompañe en esos momentos. Algo que no sea demasiado estridente, ni demasiado conocido, algo que esté entre lo sensual, lo rítmico, lo dulce y lo salvaje incluso... Seguramente y puesta a elegir, no sabría por cual decidirme en concreto, porque dependería del instante, del lugar, de la compañía, del estado de ánimo... ¿Gustos? para todo, desde el rock hasta los más clásicos, pero voy a elegir dos especialmente:
Ghost fue una película que me encantó y también su tema principal: "Unchained melody"


Y casi toda la discografía de Sade, y por elegir uno de sus temas: "No ordinary love"



¿Y tú? ¿Tienes algún tema para recomendar?

Subscribe to RSS Feed Follow me on Twitter!