miércoles, 15 de agosto de 2007

Ni yo misma puedo explicar como empezó todo, pero fue así, de repente, como un suspiro. La reducida habitación de las fotocopias puede no ser el lugar más erótico del mundo, sin embargo él estaba allí y en ese momento no me importó absolutamente nada más. Uní mi cuerpo al suyo por su espalda sintiéndole tan mío… su pecho acariciado por mis dedos, mis labios sobre su cuello y mi mano en su entrepierna. No dijo nada… creo que fue mejor, porque el beso que nos fundió en uno solo dijo todo… lo que ambos deseábamos desde hace tanto tiempo.

martes, 14 de agosto de 2007

Uno de los mayores momentos de paz y sosiego son los de despues de... me refiero a los posteriores a una sesión loca de sexo, de besos, caricias, mimos y demás...
Después de ese momento cada persona tiene predilección por una actividad, aunque la mayoría se inclina por un reposo general, algo que nos deja distendidos, relajados, profundamente satisfechos y donde quedan retazos de gusto por toda nuestra piel y el interior de nuestro cuerpo que van desapareciendo poco a poco. Es el regalo del éxito. Nada como un buen orgasmo y nada mejor que tener un tiempo para disfrutarlo en su curva descendente, en el tiempo que hay después cuando todos los músculos vuelven a su lugar, las pulsaciones, las respiraciones, las temperaturas y el cuerpo se va apaciguando como un dulce atardecer...
Hay quién dice que es mejor hablar, echarse un cigarrito, comer chocolate, ver la tele, comentar las mejores jugadas... en fin, yo me quedo con lo de palpar todas las sensaciones en mi cabeza, cerrando los ojos y oyendo nuestras respiraciones apagándose, en plena relajación.




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